La ciencia en la Pedagogía Waldorf

Las ciencias en la Pedagogía Waldorf tienen como meta llevar al joven mediante el método fenomenológico a caracterizare los fenómenos, a entender y juzgar los conceptos científicos en lugar de definir o dar los conceptos preestablecidos. Solamente se puede llegar a un juicio independiente sobre algo determinado a través de una actitud científica, es decir una actitud que no admita ninguna opinión preconcebida, en la que ninguna emoción perturbe la tranquila reflexión.

Nuestro hilo conductor es la convicción de que el joven aprende y se desarrolla a través de dos factores. Por un lado está la voluntad innata de aprender, propia de su esencia y por el otro, la estimulación del entorno humano, que le va dando mayor forma a esa voluntad de aprender. Así también  debemos tener en cuenta que importantes predisposiciones anímicas no despiertan normalmente en el hombre hasta los años juveniles, como por ejemplo:

• La capacidad para desarrollar intereses individuales y un sentido estético personal.
• El afán de hacer juicios propios en cuestiones de los conocimientos.

Esto nos hace reflexionar acerca de que la enseñanza de ciencias tiene como finalidad contribuir a fundamentar una actitud ante la vida que no sea científica solamente en la superficie, sino también en la profundidad. Por lo tanto los bloques pedagógicos de Ciencias son adecuados para ejercitar la facultad de observación y reflexión. Los experimentos representan un papel muy importante en la enseñanza y estos deben realizarse con la mayor exactitud posible para no incurrir en error. Al llegar a la obtención de conclusiones, estas deben ser plenamente justificables a partir de los fenómenos observados y de la manera más objetiva posible.

Es muy importante también generar debates o conversatorios en clases, donde los alumnos manifiesten su postura caracterizada por un espíritu de crítica ya despierto. Debemos cuidar que estas manifestaciones tengan un fundamento propio y un sustento producto de su análisis. Es importante procurar la participación de la mayoría mediante preguntas o poniéndoles situaciones problemas relacionados con su diario actuar. Su participación se volverá más activa guiada por una necesidad de formar juicios propios donde poco a poco se va desarrollar un interés por la libertad científicamente. Es de mayor importancia aún que nuestros jóvenes hoy en día encuentren que lo que reciben en cada materia le sea útil y no meramente conocimientos, que puedan relacionarlo con su vida cotidiana y con su diario actuar, solo así encontrarán sentido a lo que hacen.

No debemos olvidar que las clases de Ciencias que llevan una fundamentación espiritual no estarán expuestas al peligro de la unilateralidad. En todo momento el maestro debe alimentarse de esta fuente porque solo así estará más despierto a las necesidades de sus alumnos y podrá tener mayor conciencia de ellos.